sábado, 22 de septiembre de 2012

V*

Conservar todos los esqueletos de todos los muertos, fué siempre -étnicamente hablando- una solidaridad piadosa, una pragmática universalmente fructìfera para no pocas esferas de la actividad. El término en sí "río corona de plumas" en el idioma de la confederación tambien puede significar "el río de los que vinieron por el mar". La confederación viene marchando desde tiempo inmemorial, usando la geografía también como una especie de gigante juego a las escondidas y reencuentros que pueden verificarse después de varias generaciones. Por el mar caribe -para agarrar un tópico- las bifurcaciones comenzaron: inmensas canoas de inmensos árboles penetraban los estrechos, los riós o seguían los bordes del continente. Muchas vicisitudes podían desde luego detener la marcha de un grupo confederado, pero una visicitud particular obligaba un stop que tenía sus circunstancias y específicos detalles.

"Esta costumbre de conservar los esqueletos de los muertos forman parte del culto de la raza, pero que paulatinamente va cayendo en desuso, habiendo ya pocos que la observan"1

El turismo vital -pues los confederados entregaban su vida al turismo y sus riesgos- tenía en la conservación de los huesos un salvoconducto: se paraba obligatoriamente en el paraje más comodo y cercano adonde el fallecimiento. Y así principiaba una dinámica grupal inclusión de moviemiento y conocimiento detallado del paraje: 

"El cadaver, según pude constatar, es enterrado generalmente en un cesto de tacuapi : cañas, llamado también cuarapemby; hasta la total putrefacción de las carnes; luego es exhumado, los huesos son lavados cuidadosamente y guardados en un recipiente de cedro labrado, especialmente fabricado para el efecto. Este cedro labrado en caso de cambio de residencia, es llevado a la nueva población y guardado en ôpý , que constituye la parte más importante de una población mbya ortodoxa."2

 Esperar la putrefacción total y la exhumacion ósea implicaba muchìsima piedad real, las personas que toda la vida conocieron al finado ahora recogían sus huesos para limpiarlos y clasificarlos cientìficamente, es decir con conociemiento directo de lo más perdurable de la humana aparición. Ésto era una oden directa de los dioses conocidas por todos, ya sean fervorosos, ya sean escépticos, y con el devenir del tiempo fué un criterio para ir definiendo pueblos entre unos y otros.

"No dejar los huesos", existe la esperanza en cierto casos, de una reencarnación muy pedida o necesaria.

"Tacua Vera Chy Ete fué una dirigente divinizada quién había alcanzado el estado de aguyje, entonando himnos sagrados en honor de un hijo muerto y cuyos huesos conserbava en la manera indicada, ascendiendo ambos al paraíso."

"En la antiguedad ningún muerto era tirado : o ñe mombo rive : tirado sin motivo, así nomás; conservados sus huesos como objetos de cantos y plegarias y esperar un mensaje de los dioses" 3
________________
1- Tupä Kuchuvi Veve, Ayvu Rapyta, 2da edición página 88. 
2- Idem
3- Idem.

No hay comentarios:

Publicar un comentario